jueves, 5 de junio de 2014

Celebración de un cumpleaños




Reducción fenomenológica

Celebración de un cumpleaños                                               Migue Ángel Rodríguez Guerra.

Recientemente, el uno de junio, cumplí 26 años de haber nacido. Según mi experiencia de años anteriores, me esperaba muchas felicitaciones de mis amigos y personas conocidas. No me esperaba una invitación a una casa. De la que tratare de describir fenomenológicamente el momento vivido.

¡Sorpresa! escucho al entrar a la casa. Mi reacción es reírme teniendo presente que es el día de mi cumpleaños. Seguidamente observo muchos rostros conocidos que me dicen: ¡felicidades Miguel! Otras personas empiezan a salir de los cuartos de la casa. Me encuentro rodeado de muchas personas y percibo que soy centro de ese momento. Sus miradas me hacen sentir que precisamente soy  el centro del momento que se está dando. Los aplausos, los cantos y las risas me hacen reír y darme cuenta que muchas de la personas se alegran conmigo. 

Observo que la familia se ha preparado con tiempo, para hacer la comida y servirla. Además escuchar las canciones que se están cantando me hacen cantar también. En ese momento siento que tengo que dejarme guiar por lo que está aconteciendo. Me piden que exprese algunas palabras; después que me siente y que coma junto con las demás personas. Todo esto me hace reconocer que lo que han preparado es para mí y que estoy haciendo lo que la gente me está diciendo.

Rodeado de niños, niñas, mujeres jóvenes, señores y en un ambiente de gritos, risas y alegría. Percibo que algunos están encargados llevar a cabo el momento. Otros, igual que yo, han sido invitados a estar en ese lugar donde se está realizando una fiesta. Reconozco que es una fiesta porque hay elementos como la música, las risas, la comida que le dan un ambiente de fiesta. Algunos cantan otros aplauden, otras personas conversan mientras comen. 

Entre las personas que están ahí conmigo algunos me miran y se ríen conmigo. En el momento los miro agradeciendo en mi interior su presencia. Sus gestos me transmiten alegría y el sentimiento que soy apreciado y querido por muchas personas. No todas las personas son conocidas por mí, pero el momento es especial para convivir como si nos conociéramos.

De pronto ante mis ojos se encuentra un pastel con el mi nombre y la palabra felicidades. Mi reacción es reírme. Son varias velitas encendidas que me hacen mirarlas atentas. En ese momento escucho el canto y  soy consciente de la gente que me rodea. La gente empieza a contar y al decir 26, yo apago las velas encendidas, reconociendo que es lo que debo hacer según mi experiencia.

Normalmente cuando alguien cumple años, sabemos que todo el día es su cumpleaños. Yo, reconociendo que ese día cumplía años quería experimentar los momentos donde se me felicitaba. Mentalmente sabía que ese día cumplía años, pero reconozco que son las personas que lo felicitan a uno, las que lo hace sentir que uno está cumpliendo años. Mediante la alegría que se transmite cuando se expresa la felicitación en la celebración del cumpleaños.


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