Reducción
fenomenológica
Celebración
de un cumpleaños Migue Ángel Rodríguez Guerra.
Recientemente, el uno de
junio, cumplí 26 años de haber nacido. Según mi experiencia de años anteriores,
me esperaba muchas felicitaciones de mis amigos y personas conocidas. No me
esperaba una invitación a una casa. De la que tratare de describir fenomenológicamente
el momento vivido.
¡Sorpresa! escucho al entrar
a la casa. Mi reacción es reírme teniendo presente que es el día de mi
cumpleaños. Seguidamente observo muchos rostros conocidos que me dicen: ¡felicidades
Miguel! Otras personas empiezan a salir de los cuartos de la casa. Me encuentro
rodeado de muchas personas y percibo que soy centro de ese momento. Sus miradas
me hacen sentir que precisamente soy el
centro del momento que se está dando. Los aplausos, los cantos y las risas me
hacen reír y darme cuenta que muchas de la personas se alegran conmigo.
Observo que la familia se ha
preparado con tiempo, para hacer la comida y servirla. Además escuchar las canciones
que se están cantando me hacen cantar también. En ese momento siento que tengo
que dejarme guiar por lo que está aconteciendo. Me piden que exprese algunas
palabras; después que me siente y que coma junto con las demás personas. Todo
esto me hace reconocer que lo que han preparado es para mí y que estoy haciendo
lo que la gente me está diciendo.
Rodeado de niños, niñas,
mujeres jóvenes, señores y en un ambiente de gritos, risas y alegría. Percibo
que algunos están encargados llevar a cabo el momento. Otros, igual que yo, han
sido invitados a estar en ese lugar donde se está realizando una fiesta. Reconozco
que es una fiesta porque hay elementos como la música, las risas, la comida que
le dan un ambiente de fiesta. Algunos cantan otros aplauden, otras personas conversan
mientras comen.
Entre las personas que están
ahí conmigo algunos me miran y se ríen conmigo. En el momento los miro agradeciendo
en mi interior su presencia. Sus gestos me transmiten alegría y el sentimiento
que soy apreciado y querido por muchas personas. No todas las personas son
conocidas por mí, pero el momento es especial para convivir como si nos conociéramos.
De pronto ante mis ojos se
encuentra un pastel con el mi nombre y la palabra felicidades. Mi reacción es reírme.
Son varias velitas encendidas que me hacen mirarlas atentas. En ese momento
escucho el canto y soy consciente de la
gente que me rodea. La gente empieza a contar y al decir 26, yo apago las velas
encendidas, reconociendo que es lo que debo hacer según mi experiencia.
Normalmente cuando alguien
cumple años, sabemos que todo el día es su cumpleaños. Yo, reconociendo que ese
día cumplía años quería experimentar los momentos donde se me felicitaba. Mentalmente
sabía que ese día cumplía años, pero reconozco que son las personas que lo
felicitan a uno, las que lo hace sentir que uno está cumpliendo años. Mediante
la alegría que se transmite cuando se expresa la felicitación en la celebración
del cumpleaños.
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