lunes, 2 de junio de 2014

DESCRIPCIÓN FENOMENOLÓGICA SOBRE EL TACTO DE MI CABEZA


DESCRIPCIÓN FENOMENOLÓGICA SOBRE EL TACTO DE MI CABEZA

Para el presente ejercicio fenomenológico he decidido tomar como base de experimento el tacto, pero especialmente de mi cabeza, lo cual lo he hecho en repetidas situaciones durante toda mi vida, solo que en esta vez he realizado la reducción fenomenológica, que lo hará diferente a las anteriores.

Al momento de comenzar el ejercicio ya tenía la idea de lo que iba a realizar, en mi conciencia surgió el pensamiento ‘’tocar mi cabeza’’, y al instante se comenzó a elevar mi mano derecha, dirigiéndose a mi cabeza. Entonces surgió la pregunta: ¿por qué la mano derecha y no la izquierda?, quizá porque soy diestro y para realizar la mayoría de cosas primero utilizo mi mano derecha y luego inmediatamente se agrega la izquierda.

Luego que llegó mi mano derecha hasta mi cabeza, la acerqué lentamente para tener contacto con ella. Al instante noté que en la palma de mi mano si hay sensibilidad, pero no se compara con la sensibilidad que poseo en la punta de mis dedos, en lo que llamamos las yemas de los dedos.

Con lo primero que tuve contacto fue con el cabello, se sentía suave, sedoso y al tomarlo entre mis dedos lo halé hasta la punta, pero en mi cabello no había sensibilidad al tocarlo, como si estuviera muerto,  pero al llegar hasta la punta noté que estaba más largo de lo acostumbrado, por lo tanto aunque no haya sensibilidad en él, si se da el proceso de crecimiento, entonces pensé que sí posee vida. En cambio donde si sentía sensibilidad era en mi cuero cabelludo, pues al momento de halarlo sentí un poco de dolor.

Seguí explorando mi cabeza, y en esta vez coloqué juntas las puntas de mis cinco dedos y los coloqué sobre mi cabeza, rozando mi cuero cabelludo junto con mi cabello, los abría y los volvía a cerrar repetidas veces. Se sentía cierto placer relajante, a tal punto que en cierto momento mis ojos se estaban cerrando, como si mis ojos responden a los estímulos sobre mi cabeza y ciertamente efectuaba el contacto de dos tactos, no sólo el de mi mano explorando mi cabeza, sino el tacto de mi cabeza sintiendo la presencia de mi mano.

Por un instante vino a mi mente el recuerdo cuando mi madre me hacía piojito en mi cabeza, fue en ese momento cuando mis ojos se cerraron, como si en mi interior quisiera seguir experimentando más profundamente esa sensación de relajación y a la vez que mi mente siguiera vagando en el recuerdo junto a mi madre haciéndome piojito.

Por último pensé; ¿cómo sé que es mi mano la que me toca y no es la de otra persona? Fácilmente encontré la respuesta y la forma de comprobarlo, pues al momento que mi conciencia dictara al cerebro que detuviera la acción, se detenía mi mano, y al ordenar en mi interior que siguiera, seguía al instante.

Finalmente pude experimentar de una mejor manera lo que es el tacto de mi cabeza con la ayuda de mi mano, lo cual se tornó al final en una experiencia agradable, tanto que al instante quise realizar de nuevo la acción de masajear mi cabeza.

Carmen Andrés Sánchez Alfaro

No hay comentarios.:

Publicar un comentario