miércoles, 25 de mayo de 2016

Análisis

Análisis de las estructuras de las experiencias fenomenológicas

¿Qué experiencias obtengo cuando ayudo a un indigente?

Hay que considerar que el servicio a los demás, es una virtud que no es tan facial de desarrollar, y las sensaciones que yo sentí cuando lo hice por vez primera no son las mismas que expongo en este análisis. Recuerdo que cuando ayude a una persona indigente por vez primera, sentía un cierto temor, por la poca experiencia de trabajar con ellos, pero a la vez  me sentí realizado, con una cierta felicidad, por sentirme útil. Me sentí identificado con el sentido de ayudar al prójimo, es decir siempre he considerado que ayudar a los más necesitados es más necesario que otras cosas en el ámbito espiritual.
En la primera experiencia: me percaté de que un abuelo necesitaba ayuda para dirigirse al sanitario, las sensaciones que se mostraron en ese momento no fueron muchas, porque considero que la rutina del día y muchos otros factores me hacen realizar las cosas solo por hacerlas. Cuando llevaba al abuelo al baño me sentía incómodo porque al abuelo le costaba caminar, yo esperaba que él caminara rápido, porque quería  ir a realizar otras actividades, yo quería que llegáramos rápido al sanitario y cumplir con la ayuda.  Sin embargo considero que como seres humanos estamos expuestos a caer en una monotonía, y a partir de ello no ver el servicio a los demás, como un beneficio sino como una carga no tan pesada. “Cuando llegamos al sanitario el abuelo me domino con su peso y caímos lentamente al suelo” la misma actitud de llevar rápido al abuelo al baño, hizo que ocurriera este hecho, ahora caigo en la cuenta de que las cosas por más sencillas que sean hay que hacerlas bien.
En la segunda experiencia: “Estando en el comedor me percate que había dos jóvenes realizando sus tareas y uno de ellos me  pidió ayuda” en esta segunda experiencia ocurrieron más sensaciones que en la primera. Hay una diferencia grande en cambiar a un abuelo y ayudar hacer tareas a unos jóvenes. Cuando le empecé ayudar a este joven con sus tareas, me di cuenta la falta de conocimiento o practica que tenía para realizar sus tareas. En ese momento no considere por qué a él le costaba hacer tareas. Sin embargo ahora me doy cuenta que estos jóvenes no habían estudiado por años en una escuela sino que hasta llegar a su adolescencia tuvieron la oportunidad de poderlo hacer. Es decir en ese momento yo no considere todos estos factores, sino que solo critique el hecho de que el muchacho ya estaba grande y no podía hacer un dibujo. Lo mismo ocurrió con el joven de síndrome de Down leve, que hacia las letras muy grandes, cuando le ayude hacerlas pequeñas me daba cuenta que no se dejaba ayudar y me sentí un poco molesto por eso. Ahora considero que ese joven nunca había realizado planas y que estaba aprendiendo, como seres humanos uno asocia su pasado con el de otras personas y piensa que todos tuvieron las mismas oportunidades. Bueno eso creí en ese momento que estaba con ellos.



Conclusiones:
Tanto en la primera experiencia como en la segunda: me doy cuenta que la rutina es un factor fundamental, que hace que uno realice las cosas, sin darse cuenta de lo que uno puede experimentar o sentir en ese momento. Las experiencias que sentí, cuando ayudé a una indigente por vez primera, no son las mismas que ahora, pero considero que el sentido sigue siendo el mismo, y es por eso que aún lo realizo.
Los estados de ánimo, la buena voluntad y el encontrarle sentido al servicio, son factores que hacen de la actividad de ayudar, una buena experiencia de vida. Es muy diferente ayudar a una persona de la tercera edad, en la cual se requiere más paciencia, mayor cuidado y un poco mas de trabajo, a diferencia de ayudar a niños y jóvenes que el trabajo puede ser más dinámico o sencillo. Sin embargo las experiencias que obtuve, en poner atención  que siento cuando ayudo a un indigente, me sirvieron para darme cuenta, que calidad de servicio estoy realizando, y de como el volver a recordar el sentido del porque yo lo realizo me da la alegría de no caer en una monotonía, en el servicio que realizo.







1 comentario:

  1. Tres elementos destacan de tu análisis: sentirse útil, ayudar y la rutina. A esta última llegás a llamarla "fundamental". Me pregunto hasta qué punto lo es para la experiencia de la ayuda al prójimo. ¿Qué otros elementos intervienen en la experiencia? Los ancianos, los muchachos, vos, ¿una institución? (asumo que todo esto se desarrolla en un albergue)...

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