viernes, 20 de mayo de 2016


Luego de haber realizado las experiencias teniendo como base la pregunta ¿qué es la identidad propia en el contexto de una conciencia comunitaria? Y seguidamente descubrir las esencias por la variación libre, expongo lo siguiente:

Ante el contacto de la propia persona con otros, ésta se reconoce a partir del lugar físico que ocupa en relación a los demás;  sabe cuál es su lugar espacial, lo localiza y desde allí observa, distingue y emite una valoración. En consecuencia, la identidad propia en el marco de una conciencia comunitaria significa en principio reconocer su lugar en cuanto  a su corporeidad física y al espacio en que se ubica, como elemento básico. El sujeto que ha reconocido su lugar dentro de un ámbito comunitario reacciona.  Nunca se queda sin ser afectado, por tanto, la identidad propia también es constituida por la afectación del entorno.

La afectación del sujeto abre paso a un procesamiento cognoscitivo, dinámico, y gradual a partir de esos encuentros comunitarios. Una prueba de ello es que siempre encausamos información a partir de experiencias comunitarias. Lo que pensamos no solo implica a la propia persona, sino que está “en relación con…” Pero se puede dar un encuentro del sujeto (persona) con lo no humano. La pregunta será qué hay de diferente en un encuentro con las cosas y un encuentro con lo humano. En relación a la pregunta planteada, la identidad del sujeto se logra conocer frente a una identidad con propiedades similares en tanto humana. Es decir, la identidad del sujeto se sabe a sí misma de un modo integral cuando capta la identidad del otro como similar pero diferente de sí.

El “otro” (aunque sea sólo uno) siempre devuelve, o  patentiza, la propia identidad. Pero tratándose de una “conciencia comunitaria”, refiriéndome en primera persona ¿qué tipo de identidad me es devuelta o confirmada?  Desde la conciencia comunitaria  me permite considerar la identidad integral como sujeto. Ciertamente el contacto o relación con el otro permite reconocer eso que soy, a su vez me confirma lo que he reconocido. Sin embargo, la conciencia comunitaria me devela más información, que sin duda debe pasar por un proceso depurativo, pero tiene un carácter más integrador. Es alcanzar un conocimiento objetivo, entendiendo éste, a través de juicios intersubjetivos.

Sólo valdría la pena aclarar los niveles de conciencia que se dan en la experiencia.  Por ejemplo: los que participan, sin advertir que se está realizando una observación, tienen una conciencia básica que podríamos llamar el “Yo” (Sujeto 1), pero mi propia conciencia como fenomenólogo que observa “Yo trascendental” (Sujeto 2) es mucho más abarcante y engloba tanto la experiencia en sí, como la conciencia de lo que manifiestan los que participan de la experiencia (incluyendo al mismo observador, sujeto 2).

Por tanto, la identidad será determinada por los niveles de consciencia que adquiera el sujeto en el marco comunitario. Esto no significa que el sujeto no tenga una identidad propia, sino que, la identidad se va descubriendo en esos niveles de consciencia; consecuentemente, podríamos decir que se construye en esa relación de un descubrirse de cara a una comunidad. En conclusión, la identidad propia es saberse inmerso dentro de un espacio determinado y por ende limitado, que es afectada por la relación comunitaria; develando, de acuerdo a los niveles de consciencia, su identidad.

1 comentario:

  1. Muy bien. Buena observación sobre la situacionalidad de la identidad (lugar y entorno), pero me pregunto si es solo "física". Parece que hay un gran presupuesto, el sujeto... Aunque modificado o modalizado por los otros o la comunidad.

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