Luego de haber realizado las experiencias teniendo como base la
pregunta ¿qué es la identidad propia en el contexto de una conciencia
comunitaria? Y seguidamente descubrir las esencias por la variación libre, expongo
lo siguiente:
Ante el contacto de la propia
persona con otros, ésta se reconoce a partir del lugar físico que ocupa en
relación a los demás; sabe cuál es su
lugar espacial, lo localiza y desde allí observa, distingue y emite una
valoración. En consecuencia, la identidad propia en el marco de una conciencia
comunitaria significa en principio reconocer su lugar en cuanto a su corporeidad física y al espacio en que
se ubica, como elemento básico. El sujeto que ha reconocido su lugar dentro de
un ámbito comunitario reacciona. Nunca
se queda sin ser afectado, por tanto, la identidad propia también es
constituida por la afectación del entorno.
La afectación del sujeto abre
paso a un procesamiento cognoscitivo, dinámico, y gradual a partir de esos encuentros
comunitarios. Una prueba de ello es que siempre encausamos información a partir
de experiencias comunitarias. Lo que pensamos no solo implica a la propia
persona, sino que está “en relación con…” Pero se puede dar un encuentro del
sujeto (persona) con lo no humano. La pregunta será qué hay de diferente en un
encuentro con las cosas y un encuentro con lo humano. En relación a la pregunta
planteada, la identidad del sujeto se logra conocer frente a una identidad con
propiedades similares en tanto humana. Es decir, la identidad del sujeto se
sabe a sí misma de un modo integral cuando capta la identidad del otro como
similar pero diferente de sí.
El “otro” (aunque sea sólo uno)
siempre devuelve, o patentiza, la propia
identidad. Pero tratándose de una “conciencia comunitaria”, refiriéndome en
primera persona ¿qué tipo de identidad me es devuelta o confirmada? Desde la conciencia comunitaria me permite considerar la identidad integral
como sujeto. Ciertamente el contacto o relación con el otro permite reconocer
eso que soy, a su vez me confirma lo que he reconocido. Sin embargo, la
conciencia comunitaria me devela más información, que sin duda debe pasar por
un proceso depurativo, pero tiene un carácter más integrador. Es alcanzar un
conocimiento objetivo, entendiendo éste, a través de juicios intersubjetivos.
Sólo valdría la pena aclarar los
niveles de conciencia que se dan en la experiencia. Por ejemplo: los que participan, sin advertir
que se está realizando una observación, tienen una conciencia básica que
podríamos llamar el “Yo” (Sujeto 1), pero mi propia conciencia como
fenomenólogo que observa “Yo trascendental” (Sujeto 2) es mucho más abarcante y
engloba tanto la experiencia en sí, como la conciencia de lo que manifiestan
los que participan de la experiencia (incluyendo al mismo observador, sujeto 2).
Por tanto, la identidad será determinada
por los niveles de consciencia que adquiera el sujeto en el marco comunitario.
Esto no significa que el sujeto no tenga una identidad propia, sino que, la
identidad se va descubriendo en esos niveles de consciencia; consecuentemente,
podríamos decir que se construye en esa relación de un descubrirse de cara a
una comunidad. En conclusión, la identidad propia es saberse inmerso dentro de
un espacio determinado y por ende limitado, que es afectada por la relación
comunitaria; develando, de acuerdo a los niveles de consciencia, su identidad.
Muy bien. Buena observación sobre la situacionalidad de la identidad (lugar y entorno), pero me pregunto si es solo "física". Parece que hay un gran presupuesto, el sujeto... Aunque modificado o modalizado por los otros o la comunidad.
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