lunes, 5 de mayo de 2014

Descripción fenomenológica sobre el gusto: UNA NARANJA

Uno de las cosas que me fascina consumir en cuanto a fruta se refiere, son las naranjas, por lo cual, decidí consumir una de ellas para realizar esta descripción fenomenológica.
Con el simple hecho de pensar que voy a degustar una de estas frutas, la sensación que pude tener, sin aun probarla, fue la producción de saliva en mi boca más de lo debido. Entonces procedí a realizar la actividad de la siguiente manera.
Opté por degustar el sabor que posee una naranja. En la primera mordida que le di, pude distinguir un saborcito dulce, que en un primer instante me llevó a lo dulcito que se experimenta al consumir un poquito de miel. Nuevamente procedí a darle una mordida más, en donde pude experimentar el mismo saborcito dulce como el anterior; sin embargo, al terminar de consumir la naranja, juntamente con el bagazo, pude experimentar un saborcito como amargo, parecido al que se siente cuando uno está tomando algún medicamento o cuando uno toma agüita de verbena, un saborcito amargo  que cuesta un poco que pase, ya que en mi caso, permaneció por varios minutos.
Esto en cuanto a probar solo la naranja. Después decidí por consumir una más, pero ahora con un poquito de pepita (semilla de ayote molida). Es una de las cosas más sabrosas que uno puede degustar. Procedí a consumirla y me pude percatar que la sensación experimentada en el gusto, ya no fue como en el caso anterior; sino que a causa de la pepita, el sabor que se sentía, era como de tierra mezclada con jugo dulce. Lo dulce que pude sentir con probar solo la naranja, ya no se sintió, sino que ahora era de granulitos que provenían de la pepita y que se quedaban en toda mi lengua, parecidos como cuando uno consume un pedacito de pepitoria, de las que venden en la feria. El mismo saborcito de amarguito pero en menor intensidad.
También pude probar la naranja, pero ahora con una cubierta de jarabe dulce y pegajoso, como el que le echan a las granizadas. El sabor era siempre un tanto dulce, sin embargo, ahora lo que provocaba que se sintiera un tanto lo amarguito, era la combinación del bagazo en conjunto con el jarabe. No tan amargo como cuando se come solo el bagazo y que hace recordar el saborcito amargo de una pastilla de menta o un plátano medio verde.


2 comentarios:

  1. Considero que has hecho un buen esfuerzo para describir la experiencia del sabor de la naranja en el ejercicito que has realizado. Me llama la atención, pues intuyo, al leer tu descripción que pasaste por la misma experiencia que yo tuve, al momento de describir a que se parece el sabor y con que compararlo. Esto es algo complejo porque no encuentras el mejor concepto para describirlo. Por otra parte la pre-sensación que tuviste antes de comenzar a morder la naranja, creo que ayudo a poder analizar cada momento del ejercicio. Es muy curiosa la comparación del sabor que haces con la de la “tierra mezclada con jugo dulce”, me llamo la atención pues ese tipo de combinación nunca la he probado, a menos que lo hayas realizado de niño, o si es algún antojo que te gusta hacer de vez en cuando, pero que al final, fue algo que te evoco en ese momento, pero que no especificaste. En sí, creo que la experiencia del ejercicio la has descrito con otras experiencias pasadas, siendo estas referencias muy específicas, que aunque son parte de la vivencia que has tenido, dificultan un poco comprender o captar con claridad la representación que quieres transmitir. Al final, creo que lo que nos queda claro es que el saborcito de la naranja que te comiste era demasiadamente dulce en el primer intento, y extremadamente dulce al comerla al final con el jarabe dulce y pegajoso, dato curioso porque aun entiendo, pudiste percibiste el sabor amarguito propio de la naranja. Por último, creo que te falto ahondar un poquito más sobre aspectos transcendentes con respecto a las sensaciones al momento de consumir y morder la naranja. Por lo demás todo bien, y a ver cuándo nos compartís un poquito de jugo de tierra. Bien y Paz.

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  2. Buen intento de clarificar el sabor dulce de la naranja y del de la naranja con pepitoria. Difícil poner en palabras todo esto, como señala Chester, pero buen esfuerzo por comparaciones. Falta el saborear en cuanto tal, apenas tocado por la salivación previa, pero no abordado. Amílcar

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