viernes, 30 de mayo de 2014

Concierto de ruidos desde una perspectiva fenomenológica

José Ignacio Barillas Lemus

Por la mañana me subí en un bus rumbo a la universidad. El bus iba transitando por la calle y se ocasionó un enorme tránsito. Yo iba pensando en las tareas que tendría que realizar durante el fin de semana. Muchos empezaron a bocinar haciendo un enorme ruido que me desconcentró por completo.  Pasó una ambulancia produciendo otro tipo de ruido, en este caso no tan desagradable, pero alarmante. Los carros siguieron bocinando.

Saqué unas hojas que llevaba para tratar de adelantar lectura pero debido al enorme ruido que ocasionaba mismo bus (por ser ya viejo) me fue imposible. Recordé por un momento el experimento hecho por uno de mis compañeros en el bus.  En ambos casos tanto en el ruido de los otros carros como en el del bus retuve en la mente el ruido. No porque yo lo quisiera, sino porque el ruido, de por sí, aunque no sea deseado, se sobrepone a cualquier sonido por el mismo hecho de ser desafinado.

Gramaticalmente describo el ruido como un conjunto de ondas sonoras que interrumpen el bruscamente el silencio. Musicalmente se diría que es un sonido que desafina la armonía o el sonido ordenado. Pero fenomenológicamente describo el ruido como sonido desagradable y desequilibrante. Creo que no puedo describir el ruido de otra manera sino como un sonido desagradable, desordenado y desafinado. Es complicado describir algo que de por sí, no se puede disfrutar escuchándolo pero que la mente lo retiene sin querer.

Traté de no mezclar los demás sentidos. Y no era necesario. No necesité ver los carros para saber que había muchos y oír el ruido. Es más, me llamó la atención que el ruido prevaleció sobre la atención que yo quería hacer a la lectura, de decir que aunque forzosamente tenía que escucharlo aunque no quisiera. Lo único que se me vino a la mente con ese ruido fue el de un motor viejo aunque no lo viera, pues indudablemente eso ocasionaba el ruido en el bus. 

miércoles, 21 de mayo de 2014

Descripción del olor (desodorante ambiental)
Saluma Centeno

La vivencia del olor, lo realicé con un desodorante ambiental, que viene en un envase plástico en forma de espray. Para tener acceso al líquido hay que apretar con la mano el envase. Así que apreté en la parte donde sale el líquido e intencionalmente me lo eché en la mano izquierda y casi inmediatamente comencé a sentir su olor. Se parece a un olor natural que ya lo había sentido antes, y huele como a rosa. De hecho así es el rotulo que trae el envase y creo que está bastante concentrado para poder sentirlo inmediatamente.

Considero que la esencia del olor tiene varios aspectos a tomar en cuenta. Uno de ellos que para mí el más importante, es la “respiración”. Porque solo cuando uno respira o cuando entra el aire a la nariz se es capaz de experimentar o sentir el olor. Otro de los aspectos a tomar en cuenta en la esencia del olor es la “distancia”, pues me pude dar cuenta que mientras más cerca estoy de la mano donde se encuentra el líquido más fuerte es el olor. Y por último me parece importante señalar la reacción del cuerpo ante el olor, puesto que me atrevería a decir que puede incide en el estado de ánimo de la persona. Me refiero a que el olor da una sensación agradable y me hace recordar un hecho del pasado. Esto para mi es muy importante describirlo porque cuando he tenido la experiencia de un olor desagradable, me siento hasta molesto y me retiro del lugar para no seguir sintiendo ese olor.


Puedo llegar a concluir esta experiencia usando un poco la variabilidad de la imaginación. El olor está en el sujeto, o mejor dicho en términos fenomenológicos, el olor es parte del yo, y del sentido del olfato. Se manifiesta en estado gaseoso, porque no soy capaz de verlo. Tiene una incidencia agradable en la persona, porque de lo contrario se definiría como tufo y la reacción fuera diferente. Y necesariamente se da en la respiración por la nariz, porque cuando respiro por la boca no soy capaz de sentirlo.

martes, 13 de mayo de 2014

DESCRIPCIÓN FENOMENOLÓGICA SOBRE EL SABOR.

Carlos Vásquez

En esta descripción fenomenológica voy a enfocarme en lo que es el sabor, donde tome la decisión de realizarlo con una manzana ya que es la que más me pareció adecuada para hacerlo.

Para empezar identifiqué lo que es la manzana, donde empecé a  tomarla con la mano, luego la llevé a la boca, comencé a morderla y a masticar lo que es la fruta, donde pude experimenta una textura suave de parte de la esencia de la fruta en su interior y ciertas partes duras debido a la cascara,, donde vi la diferencia de lo que es en sí, la esencia interior de la fruta y la parte externa la cual es la cascara.

Con respecto al sabor, lo que pude experimentar al principio fue algo como dulce en la boca  donde también note cierto sabor un poquito acido, ya que empecé a sentirlo con la lengua debido a la saliva, pero que también lo sentía en el paladar, en la zona de las mejillas, y en los dientes una suavidad porque lo que masticaba era sauve. Después al seguir saboreando y deleitando el contenido de la fruta experimente durante un momento un sabor dulce bien definido y fue porque ya iba quedando la esencia de la fruta, porque ya no tenía cascara.

En la medida que seguía saboreándola y tragaba la fruta y su sabor  sentí en  la zona de la garganta un sabor dulce, que producía en la zona de mi estómago una sensación de suavidad, que me llevaba a seguir deleitando el sabor de la manzana;  este sabor dulce se hizo más intenso, y que la saliva se me puso dulce experimentando el sabor de la fruta en su totalidad solo con la saliva, esto es debido a  que entre más dulce y suave sentía el sabor, mas saliva se producía en mi boca, que  era como agua en la boca que se ponía dulce debido al sabor de la fruta y que también se desplazaba por mi garganta hasta llegar a mi estómago, que producía cierta suavidad en esta parte de mi cuerpo.

Todo lo que experimenté en el sabor  de la manzana, es debido a su toque crujiente y delicioso que tiene esta fruta, ya que desde el inicio causa una impresión su sabor, además del jugo que se produce al entrar en contacto con la saliva, se produce un cierto deseo de seguir experimentando el sabor exquisito de esta fruta, que también al estar disfrutando el sabor a veces entra como hacer una comparación entre el durazno y el melocotón, pero no es lo mismo , ya que si pudiera darle un color al sabor de la manzana será rosado y rojo, aunque por cierto sabor acidito que tiene, también le daría un color verde limón.


Después de haber  experimentado el sabor dulce de la manzana lo máximo, este sabor dulce fue disminuyendo, debido a que ya no existía el contenido de la manzana, y poco a poco fue desapareciendo hasta que quedó  un cierto sabor de la saliva como simple, pero  con un poquito de sabor dulce, que después desapareció quedándome solo el sabor de la saliva.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Reducción Fenomenológica de Bebidas Carbonatadas

En los lugares donde el calor es sofocante, la mayoría de veces las personas optan por las bebidas carbonatadas que en los últimos años se han propagado a tal manera que ya no saben que nombre ponerles porque lo último que importa es que quite el calor y disipe la sed. Aunque en pocos casos la elección de la bebida tomar, estará determinada por el precio, en la mayoría de ellos se optará por aquella que resulta simplemente “más rica”.  Esta es la razón, que me motivo a realizar la reducción fenomenológica, enfocada en las bebidas carbonatadas específicamente comparando el sabor de la Coca-Cola, de aquí en adelante líquido A, frente al sabor de la Súper Cola, de aquí en adelante líquido B. Es curioso escuchar a la gente cuando dicen: “yo prefiero el líquido A, porque es más rico”, pero efectúas la pregunta ¿Por qué lo considerás rico?, y casi siempre la respuesta redunda. Así que “lo rico” es lo que comencé a rebuscar a través del gusto comparando ambos líquidos. 

Primeramente hice varios enjuagues de agua pura para tratar de tener lo más insípida la boca al momento de probar ambos líquidos. Destape ambos recipientes di un sorbo brusco (tome como si fuese agua), del líquido A, y seguidamente trague, hice una pausa enjuague la boca, y procedí a dar un sorbo del líquido B. Evaluando y comparando las bebidas, del líquido A, percibí como un impacto de efervescencia, burbujeo en la boca y cosquilleo en la lengua al tener retenido el líquido, sumándole el característico sabor dulce acaramelado propio de estas bebidas. Ahora, del líquido B, pude catar las mismas características del líquido A, pero a menor intensidad, y con la variación también que la sensación de dulce era a menor escala.  Por lo que decidí trabajar y enfocarme en el líquido A. 

Ahora dedicándome solamente con el líquido A, me detuve a analizar las sensaciones que tenía en la boca, y comencé hacer una detención del líquido (que estaba considerablemente frío), con la punta de los labios y con la punta de la lengua donde supuestamente están los sensores que descubren lo dulce, en ese instante sentí fuertemente el cosquilleo y la efervescencia del líquido y era tan fuerte que no podía hacerlo por largo tiempo sino que tenía que darle entrada inmediatamente a la boca. Luego al tener el líquido en medio de la lengua solo sentía que tenía algo en la boca pero no distinguía sabor y el cosquilleo baja de intensidad, lo curioso de esto es que al pasar el líquido por los sensores laterales de la lengua (papilas para el sabor ácido), era donde saboreaba el sabor dulce del líquido hasta que pasaba por el paladar el cual quedaba con el mismo sabor. Inmediatamente después de tragar el líquido, tentaba con la lengua, o sea saboreaba buscando alguna evidencia de lo que había pasado minutos atrás, y percibía de una forma leve un sabor como ácido que difícilmente se podía apreciar. Una de las dificultades que tuve es que no podía retener el líquido por mucho tiempo pues al ir agitando con la lengua el líquido, se producía más burbujas e iban inflando mis cachetes a tal punto que tenía que tragar antes que explotara mi boca.

Hice varios sorbos buscando más datos, y al tener el líquido en mi boca y agitarlo con la lengua las burbujas iban en aumento y el sabor poco a poco desapareciendo, con esto ahora puedo asegurar porque una gaseosa abierta y dejada en reposo pierde su sabor y las propiedades que la hacen “rica”. Con esto, puedo asemejar “lo rico”, a las sensaciones percibidas y producidas en la boca por parte de este líquido. Deduciendo así que la esencia de este, es el burbujeo y cosquilleo que se da en la lengua en cuestión de segundos, máximo cuatro. A esta manifestación de “rico”, puedo igualarla a una sensación de frescura y  relajación, porque en la mayoría de los casos al ingerir este líquido, inmediatamente se emite el sonido del “¡aaaahhh!”, que espontáneamente emite nuestra boca.

Al final, la boca queda con una sensación como a aluminio, parecido cuando recién me he tomado una cucharada de leche magnesia. Otro aspecto con el sabor, es que lo pude igualar al de la vainilla, y para despejar dudas me fui a la cocina a verter un poco de vainilla líquida disuelta en agua, y el sabor se acoplaba bastante al del líquido A. Ya lo último que quedaba en el recipiente, había perdido su “sabor”, o su toque característico de “frescura”, pues ya había tenido un poco más de 20 minutos abierto el envase. Asimismo, al estar tomando el líquido, percibí como lubricación en los ojos, producto de la efervescencia y burbujeo, a como también, recordé vivencias donde me he encontrado sediento y agotado, y que una bebida de estas ha calmado esas sensaciones molestas.
  
Para concluir considero que las personas prefieren más el líquido A, que el líquido B, porque este les produce con más intensidad, más sensaciones y reacciones en la boca de quienes lo consumen.  
TACTO DE SI
Cuando uno como persona se toca a sí mismo y poniendo atención de una manera en la cual se producen ciertas cosas que trataré de explicar.  Yo decidí tocarme el pecho y mis ojos pudieron ver primero el tamaño de mi pecho, tamaño grande y por consiguiente su forma amplia  y ancha y de un color claro.
Al tocarme se produce una sensación de suavidad en la piel y al mismo tiempo una calor se hace notar cuando se juntan las dos partes de mi mismo  cuerpo, una temperatura que va en aumento, incluso si se deja buen tiempo empieza a sudar un calor interno que sale o aflora de la piel.
La temperatura se hace notar cuando una parte del cuerpo es más fría que la otra, mi mano es más fría que el pecho y como que mi cuerpo se contrae reacciona en contra del frio,  está claro que mi mano no tiene la misma temperatura, ¿esto será porque mi mano está más en movimiento? No lo sé.
Después de tocarme el pecho con la mano, hubo una unión por el calor que produjeron ambas partes del cuerpo. Pero después de retirar mi mano me sentí con ganas de limpiarme por el sudor que se produjo, y tuve una sensación de querer sentirme  limpio y decidí lavarme las manos.
Después de esta sencilla experiencia personal llego a la conclusión que se producen barios fenómenos: físicos, emocionales, térmicas, entre muchas otras. Esto sucede en una simple acción entonces a lo largo del tiempo y del espacio se deben dar muchos más.

Fernando preciado.

martes, 6 de mayo de 2014

ESCUCHAR A ALGUIEN ESCUCHANDO LA HOMILILLA DE UN SACERDOTE En la realización del siguiente ejercicio fenomenológico he tomado como el polo yo a mi persona analizando al polo objeto, siendo escuchar a alguien para lo cual ha sido de mucha importancia mi sentido auditivo para la descripción fenomenológica. La primera pregunta que surgió fue: ¿A quién escucho? Luego se me ocurrió durante la Misa del día domingo, escuchar al sacerdote para realizar en él mi análisis fenomenológico, y como la misa suele ser un poco prolongada con éste sacerdote, elegí centrarme solamente en la homilía. Inicié poniendo entre paréntesis la homilía, mas sin embargo me di cuenta que sólo se podía realizar la retención, puesto que la protención no, ya que el sacerdote era muy espontáneo en su reflexión y no se sabía que era lo que seguía. En cambio con la retención fue muy efectiva al quedar en mi mente sonando aún la frase anterior en mi consciencia. Había algunos distractores en el momento de realizar el ejercicio, como por ejemplo, voces de niños, sonidos de celulares, el cuchicheo de algunas personas y el sonido del micrófono que tenía cierta interferencia por momentos, pero traté de concentrar mi sentido del oído solo en la voz del sacerdote, incluso hasta cerrando los ojos para darle realce a la escucha. Lo primero que surgió fue la consciencia de que no estaba sólo al escuchar a alguien más y surgió la segunda pregunta que consistía en lo siguiente: ¿Cómo que esa es otra persona que me habla? Deduje; si yo no estoy moviendo mi mandíbula junto con mi lengua y no está saliendo ni una sola palabra de mi boca, surge la idea que no estoy sólo, entonces hay alguien más que está realizando ese sonido de voz. Al momento de hablar provocaba en mí ciertas sensaciones, como si sus palabras afectaran mis sentimientos, pues me hacía reflexionar sobre mi vida y en unos instantes agregó unos chistes, los cuales despertaron en mí una sonrisa. Al cerrar mis ojos y no ver a quien realizaba el acto de hablar ¿Cómo sabía que era un hombre y no una grabación o quizá un robot? Aunque hubiera sido una grabación perfecta o un robot programado no hubiera sido una expresión tan espontánea y no hubiera llegado a tocar a tal grado mi consciencia. A parte que la consciencia me decía que era una vos similar a la mía, de otro humano, porque si hubiese sido de algo diferente me lo hubiera dictado mi consciencia. Entonces pude comprobar cómo las palabras tienen un gran poder como tocar la consciencia del que escucha.

El Abrazo



Por: José Abac

Teniendo como referencia “el tacto del otro” para mi descripción fenomenológica, decidí profundizar sobre «el abrazo». La  motivación para esta decisión se basa  en lo que experimente hace unos días, cuando me  encontré con una amiga, que teníamos un buen tiempo de no vernos.  Lo primero que se presentó, espontáneamente, fue un abrazo. Es precisamente ese momento lo que quiero hacer resaltar en esta descripción fenomenológica. 

Antes de tener el contacto físico, interiormente me sentía alegre y mi cuerpo estaba dispuesto al contacto. Se puede decir que existió apertura y docilidad para recibir la presencia de ella. Cuando se dio el  momento preciso del primer contacto, en mi piel comencé a experimentar un cosquilleo y sentí que la temperatura corporal fue ascendiendo hasta sentir un poco más de calor, especialmente en las partes en donde se produjo el contacto. La palpitación del corazón fue en aumento, es como cuando te dan una buena noticia, en donde te sientes muy feliz. 

Interiormente en mi cuerpo se fue generando una especie de energía, que iba fortaleciendo el contacto. Descubrí que ella también me brindaba estas buenas vibras. En la medida que el contacto se hacía más fuerte, estas sensaciones interiores iban en aumento. Cuando me refiero a que “se hacía más fuerte”, es precisamente  que sus brazos y manos  apretaban con firmeza mi espalda. Eso hizo que fuera brotando en mí expresiones como la sonrisa en mi boca, como signo de alegría interior; el cerrar mis ojos con delicadeza, como signo de intimidad y confianza. Fue precisamente en ese cerrar los ojos en donde la experiencia tuvo un mayor grado de concentración a nivel de lo que iba viviendo. Fui respondiendo con poner mis brazos y mis manos con delicadeza y respeto para tratar de generar en ella el mismo efecto que  yo iba experimentando. 

En ese momento no hubo palabras, pero considero que existió un lenguaje corporal que expresaba reciprocidad, cercanía y cariño en ambos. Con respecto a la respiración iba inspirando aire con fuerza y lo retenía por un momento, para luego exhalarlo lentamente, eso  creaba cosquilleo en mi nariz. 

El desprendimiento fue lento. En la medida que nos separábamos la piel iba retornando a su temperatura normal. Las sensaciones que se mantenían interiormente eran de alegría que se iba entremezclando con la serenidad. Esta serenidad se fue dando por la armonía que se había alcanzado a nivel corporal y afectivo en mi persona. 

Ahora cabe mencionar que un abrazo puede generar en una persona una serie de sensaciones interiores que le ayudan a la armonía de su ser. Se expresa un lenguaje  corporal que lleva a la reciprocidad y a la cercanía. Vale la pena retomar esta experiencia y detenerse a contemplar lo que genera en uno y lo que uno brinda al otro.
Descripción fenomenológica, Salón de clases.
Edwin Armando Rosales Mejía.

Es temprano por la mañana y estoy sentado recibiendo clases, recuerdo que debo hacer una descripción fenomenológica del salón de clase, me dispongo a prestar mayor a tención, a enfocarme.

Me doy cuenta que estoy sentado, aunque no lo había tenido presente hasta que inicie esta descripción, mi atención se encuentra al frete en la persona que está hablando, me dispongo a enfocarme en ella.  Pero reflexiono y me doy cuenta que el salón de clases es más que la persona que está al frente.  

Sin embargo sigo escuchando ideas, conceptos, discursos explicativos, veo manos que se mueven, información que reflexiono y que transformo dentro de mí.

Desvió mi intención y me doy cuenta que hay más personas a mi alrededor, a las que he prestado menor atención y por momentos quedan fuera de foco en el horizonte, como una sensación de presencia, de sentirme acompañado.

Me percato de muchos pensamientos, como si mi cabeza estuviera trabajando más de lo normal y mi cuerpo estuviese desactivado, muevo conceptos, asocio unos con otros y me detengo para enfocar de nuevo.

Intento prestar atención a otros elementos como las paredes del lugar, son de ladrillo, hay una pantalla blanca, una pizarra blanca también, un crucifijo de madera al frente, signos que indican prohibiciones, no comer, no fumar, no celulares, escritorios vacíos que pasan casi desapercibidos.

Tengo la sensación de un clima agradable, con bastante iluminación, algunos sentidos son menos evidentes en el momento.  La vista, el oído parecen ser los más activos y el pensamiento o las ideas, con una mayor atención y actividad. Centrados estos en la persona que habla al frente.


Hago la variación imaginativa y pienso que si las paredes fueran de otro color o de otro material, seguiría siendo un salón de clase.  Lo mismo con muchos de los elementos que encuentro, a acepción de la persona que enseña, la que presta atención y el conocimiento, las ideas y los conceptos.

lunes, 5 de mayo de 2014

Sabor de Mango


                                                                                        Rigoberto Pineda

Quiero comenzar esta descripción con la dificultad  que me encontré, al  no saber por qué sabor decidirme, al final opte por una de mis frutas favoritas un delicioso mango “sazón”, esto quiere decir que no está del todo verde ni maduro, en otras palabras está término medio, o sea que comienza a ponerse amarillo. Como la carne asada cuando no está del todo cocida.
Uno de los primeros pasos que relace fue perlar o quitarle cascara al mango, para esto utilice un cuchillo. En un segundo momento le quite la pepita he hice trozos pequeños para que fuera más fácil de ingerir y disfrutar su sabor.

Mi primera sensación fue por el contacto directo con la lengua al tener los  trozos  de fruta en la boca sentí su textura “carnosa”  es decir algo suave parecido al pollo cocido, en cuanto a textura o suavidad, más no sabor. Luego de triturar los trozos con la ayuda de mis dientes y muelas.  Posteriormente  me di cuenta de una característica muy peculiar de este tipo de fruta su “jugosidad”, parecida a la del melón y sandía pero en una menor cantidad, estimuló mis glándulas salivarías y permitió que disfrutará mejor el sabor. Uno de los sabores que predomina es el “dulce suave”, parecido  al de las fresas, un dulce que lleva un toque ácido, que lo hace más agradable. Por ejemplo cuando se hace limonada  el sabor ácido, se complementa con lo dulce de la azúcar y esto lo más agradable.

No contento con los resultados obtenidos al terminar  el mango como tal, decidí comer un trozo  de la cascara de la misma fruta, para ampliar un poco más mi descripción. Me encontré con un sabor y textura totalmente diferentes, un ”amarguito” parecido al sabor de la cerveza que no desagrada del todo, y que se complementa con el resto de mango que había quedado en la cascara, al momento de pelarlo. En cuanto la textura lisa de la  cascara se puede percibir con el rose de la lengua.

El sabor del mango es un tanto complejo, porque en mi experiencia personal no pude encontrar otro sabor con que asemejarlo para hacer mi variación en la imaginación. Como conclusión final pude encontrar tres grandes características: el sabor dulce, la textura carnosa y lo que denomine como jugosidad. Estas aproximaciones pueden servir para describir este tipo de sabor como tal.