lunes, 17 de marzo de 2014

Descripción fenomenológica sobre el olor de una rosa

Wilfredo Chicas Medina

Inicie yendo al jardín de la casa en donde vivo. Coloqué una silla cerca de una planta que contenía muchas flores. Me senté cómodamente en la silla  y enfoque mi nariz acercándome solamente en una flor de las tantas que había. Cerré los ojos para percibir con el olfato la fragancia emitida por el objeto. Algo de lo que en primera instancia me doy cuenta es. Al no hacer uso de la vista para éste ejercicio, me percato de lo difícil que fue intentar entrar a un mundo abstracto. Poco conocido para mí o al que no estoy en nada acostumbrado. Siento que el silencio y una brisa suave fueron grandes protagonistas en esta experiencia.  A medida que lo intentaba me parecía más interesante hacerlo.

Es, en un momento determinado de repetidas ocasiones de acercamiento en el que mi atención logra centrarse de lleno en el olor que emite. Realicé así la epojé aunque con las dudas pertinentes si lo había logrado bien.  Algo en mi comienza a inquietarse llamando mi atención a lo que percibo. Por ello en este momento me pregunté  ¿Por qué lo que estaba percibiendo llama mucho mi atención?  Es en este preciso instante que me doy cuenta que hacerlo provoca una sensación atrayente en mí que no había experimentado antes.  Es de una suavidad que no produce malestar sino un tipo de satisfacción que con mis propias palabras no lo puedo describir.

El olor es agradable. Como cuando sientes respirar el aire fresco estando en una mañana de paseo en el bosque. Y respiras con un agrado que pareciera darte un gusto particular. No es nada repulsivo,  no aturde sino al contrario es encantador. El olor no es tan difuso, pero si lo suficientemente percibible a mi olfato.  Ante lo que estoy viviendo me pregunto ¿Qué tan real es la sensación que causa? Parece ser que viene de algo natural, no es exagerado, sino minucioso.

El ambiente tiende a mezclarse con el olor que percibo  de más a menos según la distancia a la que me encuentro, pero aun así, predomina un poco más el olor del objeto enfocado si no se está demasiado lejos. El olor viene a mí  intensamente cuando respiro. Yo tengo que hacer esto para que se dé así la vivencia.  No se diluye del todo en mí, porque sigue manteniéndose  en su plena intensidad. El olor no es demasiado intenso. Sigue en mí el deseo seguir experimentando la sensación que me causa. Es un olor bastante seductor que no interrumpe su intensidad.


Es un olor dulce, no puedo expresar específicamente su intensidad de dulzura, pero es poca. No es como la miel que empalaga, sino algo más moderado. Apunta a varios lados y no solo a mi nariz y olfato. De esto me doy cuenta cuando cambio la posición de mi nariz hacia los lados del objeto. Pero mantiene su intensidad. Si hay cambios son apenas detectables. No se me es capaz de darme cuenta con certeza de ello. Cautiva en mí darme cuenta de lo que causa,  que por ninguna razón había considerado antes. Me pregunto si ello no es producto de mi imaginación o algo por el estilo. Aunque no me parece serlo, sino se manifiesta lo contrario. 

3 comentarios:

  1. Muy interesante que para profundizar en el análisis fenomenológico de cierto objeto, es necesario el acercamiento del objeto, para ser mas preciso, es necesario concentrarse en el sentido con el cual es analizado el objeto de estudio.

    A mi parecer es como si al momento de obviar los demás sentidos, se agudiza mas el que se está utilizando en el análisis fenomenológico, tal como sucede con los ciegos, al faltarles el de la vista, se les desarrollan mas los otros y aparecen nuevos para ayudar a los demás y de tal forma reemplazar el que se ha perdido.

    Entonces es preciso hacer caso omiso de los demás sentidos para no interrumpir o provocar distracción al sentido con el que se está realizando el experimento.

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  2. Me parece muy interesante mi hermano esta experiencia fenomenológica.Que has hecho me párese muy interesante se nota el interés que le pusiste. De una manera muy comprensiva y sencilla en la forma de escribir.El olor de cual quier objeto en el momento a cualquiera nos puede llamar la atención .Sobre todo si el objeto es ya conocido, nuestro razonamiento luego lo capta ,y uno sabe distinguir la clase de flor. Y uno lo puede hacer hasta cerrado los ojos,se pude presenciar suavidad un aroma muy agradable que pudiese entrarnos en un ambiente de contemplación. Este trabajo es muy interesante que a uno le deja picado de hacer esta experiencia.

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  3. Buen intento. Hace falta algo más acerca del oler mismo, cómo se desarrolla, qué se siente, independientemente del olor concreto sentido.

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