lunes, 11 de abril de 2016

Mi primera descripción fenomenológica 
(autoridad en la pastoral)

Este sábado 19 de marzo, siendo las 10 de la mañana, salimos rumbo a la aldea Los Dolores del municipio de Villa Canales, para dar inicio a la pastoral de Semana Santa. Cuando llegamos a la aldea por necesidad nos pidieron que cubriéramos dos aldeas. La de Dolores y la de las Escobas.

Bueno al principio me asuste ya que no había cubierto dos aldeas. Pero después me anime y le dije a mi otro compañero que si éramos capaces. Ese mismo sábado pedí a uno de los coordinadores  de la aldea de los Dolores, que reuniera a los demás en la noche y así fue. Cuando ya estaban todos reunidos, empezamos a planificar la Semana Santa. Me di cuenta que cometían muchos errores en la liturgia y se los comente. Les dije que sería bueno cambiar un poco las actividades, para motivar a las demás personas que ya no asistían a la iglesia. Todos empezaron a discutir entre ellos y uno de ellos, que era el presidente de la junta me dijo: “hermano disculpe, pero es que nosotros así hemos trabajado aquí durante mucho tiempo y no nos parece hacer cambios”. Bueno estaba ante una comunidad que le gusta repetir lo mismo año tras año. Empecé a sentirme frustrado, ya que no sabía cómo enfrentar este caso.

Entonces le dije a la junta directiva que íbamos delegados por su párroco y que si queríamos hacer los cambios no era por mal sino para motivar a los que no llegaban. Luego volvieron a discutir entre ellos y el presidente de la junta me dijo: “bueno hermano díganos cuál es su propuesta para trabajar en esta Semana Santa”. Mi propósito no era cambiarles su programa sino más bien corregir los errores litúrgicos que cometían. Entonces lo que hice con mi otro compañero fue el de usar el mismo programa que tenían ellos y agregar algunas cosas que nosotros llevábamos. Los primeros dos días obedecían a los cambios que les decíamos pero no muy convencidos de hacerlo, ya que muchos de ellos decían que no iba a funcionar. Al pasar la semana y viendo que todo salía bien empezaron a hacer caso de nuestras correcciones. Culminamos esa semana con éxito y todas las personas estaban contentas de los resultados que obtuvimos.

En la segunda aldea que cubrí, que era la de las Escobas todo fue distinto. Ya que desde un principio que supieron que éramos seminaristas, la presidenta de la junta directiva dijo: “ustedes dispongan lo que tienen que hacer y nosotros lo cumpliremos. De ser necesario cambiar el programa lo cambiamos ustedes son los que mandan”. Fue interesante el trabajar, porque  pudimos enseñarles lo que nosotros sabíamos y ellos se quedaron satisfechos. Le decíamos que realizaríamos nuevas actividades y ellos colaboraban con lo que les pedíamos.

2 comentarios:

  1. Buen intento, pero aún a nivel muy "objetivo", casi periodístico. Excepto por los nervios del principio (por lo de la carga extra de trabajo), nada se decís de tus impresiones, emociones o sentimientos, incluyendo los relevantes al ejercicio de la autoridad. Necesitás enfocar más la "subjetividad": ¿qué se siente o cómo se siente dar instrucciones? Un punto comparativo que puede ser interesante es cómo se siente cuando hay resistencia y cuando no la hay.

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  2. Jorge Mario, me parece que tu descripción está bastante acorde con tu pregunta. es una descripción bastante entendible gracias a la buena redacción y ortografía. Se muestra también la honestidad en la forma en que describiste, se nota que no redujiste tu descripción a un aspecto de conciencia. Sin embargo, con lo visto en el capítulo IX tu descripción deja varios aspectos que desear: hace falta describir más los aspectos subjetivos, ya que quedaste muy corto en eso y quedo en el puro relato. Falta de describir esencia de los sentimientos y sensaciones, ejemplo la palabra frustrado…

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