jueves, 16 de abril de 2015

Las distracciones en el momento de la oración

Mynor Barrondo

Hoy jueves 12, 3,15 hice un momento de oración personal qué consto  de 3 horas de silenció. Primero empecé  a buscar los lugares donde iba a sentirme cómodo, elegí el jardín que está frente a mi cuarto y la capilla de los misioneros del sagrado corazón. Uno de los aspectos importantes también fue que busque ropa cómoda y me quite los zapatos, andaba en calcetines. Quería experimentar un momento de oración y a la vez, ver que es lo que me distrae.

Me pude dar cuenta que mi cuerpo se relajaba muy fácilmente, al sentirme seguro de los lugares que elegí para meditar.  Aunque en otro momento me sentí triste y me dio miedo al observar mis vulnerabilidades y defectos que, por las rutinas que mi vida, no soy consciente y a la vez forman parte de mi personalidad.

En el momento que estuve en el jardín me deje introducir por el desierto. Pude sentir que en esa tierra seca (yo), brota un manantial de agua viva. Fui entrando también en la experiencia de Jesús en el desierto: en la soledad de comunión con el amado, en el silencio del encuentro, en la presencia amorosa de Dios hacia mí y yo hacia Él. Fui contándole todo lo que me pasa, iba sintiendo que mi corazón se hacía más grande. Me sentía en una desnudez total, ante el misterio de Dios que me envolvía con amor. Ese lenguaje de amor me iba capacitando para entenderlo y vivirlo plenamente.

Al estar en el césped observaba la grandiosa vista, de las nubes una belleza que me daba mucha admiración por un tiempo; luego me fui dando cuenta como trabajaban unas hormigas, subían y bajaban de un árbol de naranja, tenían una gran organización. Poco a poco pude ubicar un modelo de comunidad en ellas; recordaba el trabajo grupal en casa que, como hermanos, tenemos que imitar el trabajó de las hormigas para hacer grandes cosas bien organizados para buscar una beneficio común.

Luego me dieron ganas de ir al baño. Cuando me pare sentí un dolor en el pie, me sentí inseguro, rápidamente me agache para ver que me pasaba. Me desconecte completamente de lo que estaba haciendo; había encontrado en la planta de mi pie, una espina del árbol de naranja. Luego fui al baño, me quite la espina y me  limpie mi pie, seguí caminando para la capilla para continuar con mi oración, eran eso de las 4 de la tarde.

Ya entrando a la capilla, me quede viendo al sagrado corazón de Jesús. Sentí la necesidad de hacer la consagración al sagrado corazón.…… Al terminar fui escuchando un ruido que venía de lejos y, mientras más se acercaba, me imaginaba a un vendedor de helados. Recordé los momentos cuando niño, y corría a los carros para comprar helados; poco a poco me iba dando hambre y ganas de un helado de chocolate, caí en cuenta que me estaba distrayendo y que ya no estaba haciendo oración. Me esforcé para desaparecer ese ruido en mi mente y  los deseos de un helado de chocolate.

Para lograrlo agarré la biblia e hice una lectura corta (Rm 13,8). Trataba de encontrar la voluntad de Dios hacia mí. Empecé a vivir una armonía y equilibrio interior, en la paz y la serenidad que venía de cristo sacramentado, estando cara a cara con Él.

Luego fui escuchando un sonido: tit, tit, tit; fui identificando que era un Yale, me imagine a un señor manejando un Yale, que siempre lo escuchaba pero le prestaba atención como hoy; ya que a la par de la casa MSC, hay una fábrica de plásticos.

A eso de las 5:20 empezaron a llegar mis hermanos de comunidad a la capilla, donde yo estaba. Abrí los ojos, me pude dar cuenta que yo siempre estuve acostado en el piso de la pilla y que la imaginación fue la que me llevo a observar cosas que no estaban sucediendo.

Me quede con la duda si los ruidos exteriores, combinados con mi imaginación, fueron realmente los distractores que tuve. 

1 comentario:

  1. Interesantes tres horas de silencio y oración. ¿Cómo se observan las vulnerabilidades y defectos?, ¿esta observación es parte de la oración o es distracción?

    Lo del desierto suena más a lectura e ideas de autores más que descripción de lo vivido, a diferencia de lo que sigue: el césped, las nubes, las hormigas. Ojo con las evocaciones forzadas (a eso suena la reflexión sobre las hormigas y lo de la carretilla de helados).

    No entendí bien si todo el tiempo estuviste en la capilla y también soñaste o imaginaste lo del jardín...

    En general, ¿puede uno ponerle atención a las distracciones en cuanto tales, es decir, en su perturbar la atención que tenemos o queremos tener a otra cosa? ¿O simplemente irrumpen, distraen, y se les puede describir solo luego de haber vuelto de ellas, como quien dice?

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