martes, 19 de mayo de 2015

Larry José López Toruño 2029113
Tercera descripción
El día 5 de mayo del año en curso me dispuse a realizar mi tercera experiencia fenomenológica durante el viaje de regreso de la Universidad al seminario.
En esta oportunidad trate de vivir la experiencia de la forma más espontanea posible, es decir siguiendo la rutina de siempre. Dicha rutina es la siguiente:
Salgo del aula de clases, camino hacia el parqueo, para llegar al microbús donde nos trasladamos los estudiantes de filosofía del seminario Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, el cual conduzco, al llegar a él, espero el arribo de todos los 10 compañeros y posteriormente conduzco hacia nuestra casa de formación.
Retomando mi rutina de regreso a casa, escrita anteriormente, describiré mi segunda experiencia fenomenológica:
Al salir del aula de clase he iniciar a caminar, procuré ir disfrutando del paisaje y poner atención de cada uno de los pasos que iba dando al caminar hacia el parqueo, sumergido en mi experiencia, no puse atención a quien iba a mi alrededor, hasta que uno de los compañeros de comunidad me habló para  preguntarme  si le dábamos jalón a uno de sus compañeros del aula, a lo que respondí que sí.
Continúe mi camino hacia el parqueo, sin comunicarme con nadie hasta llegar al microbús, espere que llegaran todos y empecé a conducir, antes de llegar a los semáforos después de Cayalá, camino hacia el muñecón uno de los compañeros me gritó expresándome que iba muy serio, pues no me había reído de  los chistes contados por ellos, en ese momento, de forma rápida y hasta un poco asustado me percate del alboroto que llevaban. Seguí conduciendo sumergido en mi experiencia de manejo, al llegar a los semáforos del muñecón el compañero que llevaba al lado encendió el radio con alto volumen, situación que nuevamente me saco de mi experiencia, he hizo le pidiera el favor de bajar el volumen del radio.
Seguí conduciendo sumergido en mi experiencia hasta llegar al seminario, concluyendo que la indiferencia en las relaciones interpersonales se vive en el diario vivir de forma espontánea, sin que necesite ser programada. Esta tercera experiencia vivida, sobre todo durante conducía me dio la oportunidad de aclarar y reafirmar la definición de indiferencia que había obtenido. Aclarar porque en la segunda experiencia planteé, que había descubierto mucha dificultad para vivir la indiferencia, la visualizaba como algo experimentado con premeditación, no obstante después de esta tercera experiencia, al ir manejando pude darme cuenta que la indiferencia se experimenta en el vivir cotidiano. También reafirmé y aclaré mi conclusión pasada sobre que la indiferencia es vivir cada momento  profundamente en el interior de mí persona, sin poner atención a todas las cosas que suceden a mí alrededor.  

  


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