Larry
José López Toruño 2029113
Tercera
descripción
El día 5 de mayo del año en
curso me dispuse a realizar mi tercera experiencia fenomenológica durante el
viaje de regreso de la Universidad al seminario.
En esta oportunidad trate de
vivir la experiencia de la forma más espontanea posible, es decir siguiendo la
rutina de siempre. Dicha rutina es la siguiente:
Salgo del aula de clases,
camino hacia el parqueo, para llegar al microbús donde nos trasladamos los
estudiantes de filosofía del seminario Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa,
el cual conduzco, al llegar a él, espero el arribo de todos los 10 compañeros y
posteriormente conduzco hacia nuestra casa de formación.
Retomando mi rutina de
regreso a casa, escrita anteriormente, describiré mi segunda experiencia fenomenológica:
Al salir del aula de clase
he iniciar a caminar, procuré ir disfrutando del paisaje y poner atención de
cada uno de los pasos que iba dando al caminar hacia el parqueo, sumergido en
mi experiencia, no puse atención a quien iba a mi alrededor, hasta que uno de los
compañeros de comunidad me habló para preguntarme
si le dábamos jalón a uno de sus
compañeros del aula, a lo que respondí que sí.
Continúe mi camino hacia el
parqueo, sin comunicarme con nadie hasta llegar al microbús, espere que
llegaran todos y empecé a conducir, antes de llegar a los semáforos después de
Cayalá, camino hacia el muñecón uno de los compañeros me gritó expresándome que
iba muy serio, pues no me había reído de los chistes contados por ellos, en ese
momento, de forma rápida y hasta un poco asustado me percate del alboroto que llevaban.
Seguí conduciendo sumergido en mi experiencia de manejo, al llegar a los semáforos
del muñecón el compañero que llevaba al lado encendió el radio con alto
volumen, situación que nuevamente me saco de mi experiencia, he hizo le pidiera
el favor de bajar el volumen del radio.
Seguí conduciendo sumergido
en mi experiencia hasta llegar al seminario, concluyendo que la indiferencia en
las relaciones interpersonales se vive en el diario vivir de forma espontánea,
sin que necesite ser programada. Esta tercera experiencia vivida, sobre todo
durante conducía me dio la oportunidad de aclarar y reafirmar la definición de
indiferencia que había obtenido. Aclarar porque en la segunda experiencia
planteé, que había descubierto mucha dificultad para vivir la indiferencia, la visualizaba
como algo experimentado con premeditación, no obstante después de esta tercera
experiencia, al ir manejando pude darme cuenta que la indiferencia se
experimenta en el vivir cotidiano. También reafirmé y aclaré mi conclusión
pasada sobre que la indiferencia es vivir cada momento profundamente en el interior de mí persona,
sin poner atención a todas las cosas que suceden a mí alrededor.
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