De una u otra forma, el miedo es algo que paraliza, causa tensión,
recrea muchas cosas en la mente, provoca reacciones impulsivas, o simplemente
nos hace guardar silencio, haciendo parece indiferente el sentimiento hacia él.
Al poder entrar en contacto conmigo mismo en la experiencia,
descubro que el miedo fue gradual. Horas antes de la experiencia hay un miedo
prejuiciado, por lo que me han contado, lo que en los meses que llevo viviendo aquí
he observado, y por qué de una u otra manera ya soy parte de este sistema de
miedo que existe en Mezquital. Sin embargo una persona que entra por primera
vez a la colonia, y nunca le han hablado de ella, su grado de miedo será mínimo,
ya que aparentemente todo es muy tranquilo.
Ya el prejuicio del miedo indispone la experiencia, sin
embargo el sentir como el miedo aumenta, me hace descubrir que hay un punto en
que no puedo hablar, es paralizante, y la experiencia fue romper con esa parálisis
y poder hablar con ellos, acercarme, y así aunque el miedo allí esta, puedo
llegar a dominarlo un poco.
La gente defiende un valor, y por eso calla. Es el valor de
la vida, el querer sobrevivir, y como no encuentran un medio para detener la situación,
se sienten en la necesidad de callar, y hasta cierto punto es lógico. El miedo a
perder a un familiar, o a que balaceen el frente de su casa, o a que les suban
la cantidad de la extorsión, o al secuestro. Todo va relacionado con la
necesidad de supervivencia que existe y hasta cierto punto, el acomodamiento al
sistema imperante allí.
A propósito de tu descripción concreta, me pregunto acerca de la relación entre el miedo y el conocimiento o su falta. En este caso, conocer o creer que se conoce el ambiente es parte del miedo; la ignorancia no lo deja surgir. ¿Es una correlación necesaria?
ResponderBorrarEl último párrafo de tu análisis aparece como de la nada. Sé que conecta con tu motivación y cuestionamiento originales, pero hay que hacer explícita la conexión.
ResponderBorrarConsidero que el punto que rescata Amílcar, respecto al conocer o ignorar la realidad de un lugar y ambiente, y en consecuencia experimentar o no el miedo es clave. Yo sí veo que la información que uno pueda poseer, previo a estar en un determinado lugar, da la pauta de cómo uno va a desenvolverse durante la estadía, sea corta o prologada. Más determinante o condicionante será si sabemos que existe una tendencia de peligro y amenaza.
ResponderBorrarLo que me parece interesante es que, a mi juicio, esto solo aplicaría a aquellas personas que definitivamente nunca han estado en tal o cual lugar. El condicionamiento es a abstenerse de ir o bien a ir con todas las precauciones necesarias, sin embargo esa zozobra y prudencia puede convertirse en algún momento en sensación de temor o miedo.
Es interesante como has descrito el miedo cuando se está en MEZQUITAL, ahora piensa por un momento este tipo de miedo no te ha pasado cuando vas en el bus, imagina también ¿nos has sentido esa sensación cuando realizaste tu experiencia en México?
ResponderBorrarEntiendo tus puntos de vista en ese sentido, ¿pero como lo has vivido tú? al final tendrás una buena conclusión general sobre el miedo.
Saludos, de todas estas experiencias puedo determinar que el miedo tiene muchas fases, debido no solo al los diferentes peligros o preocupaciones que podamos estar viviendo, si no también al contexto donde nos desarrollemos, el miedo entonces que un habitante del Mezquital no sera el mismo miedo que experimente un visitante y el miedo que experimentamos los religiosos no es igual al miedo que un laico pueda experimentar debido a ciertas "seguridades" que podamos tener.
ResponderBorrarsi bien es cierto, aunque diferente, con mas o poca intensidad, todos tenemos esta experiencia de miedo que en el caso del Mezquital, se hace colectivo por sostener el "status cuos" entre los vecinos, aunque sepan quien es el malhechor se guarda silencio, todo por sobrevivir dentro del mismo caos.
Entonces el miedo colectivo, he incluso personal se puede "domesticar", por necesidad, en este caso la misma incertidumbre hace que las personas actúen como si nada hubiera pasado y siguen las actividades fomentando la impunidad, pero no porque quieren vivir en un eterno estado de miedo, sino por el mismo miedo a perder la vida.